Éramos uno, en ese instante nos habíamos convertido en una
combinación imperfecta de muchos errores…
Después de que mis labios hubieran pronunciado eso que no me
atrevía a decir, nos volvimos una sola persona, su sonrisa tímida me lo confirmó
al instante, junto con su pequeño cuerpo buscando el mío. Quizás de dos
personas con errores saldría algo bonito, quién sabe. La sensación desconocida
que sentía en mi pecho me lo confirmaba, era algo bonito, quizá esto era estar
feliz, algo que en 21 años había desconocido.
![]() |
We're broken but we're one |
La miré a los ojos, posé mis labios sobre su nariz, después
fui tímidamente hacia sus mejillas, después volví a su boca. Soy una persona
bastante fría, ese “te quiero pequeña”,
me había costado más de una noche de insomnio, pero todo era
recompensado al ver su rostro sonrojado por el frío y también por la situación,
los hoyuelos se habían acentuado mucho más al punto que creí que si seguía
sonriendo, sus mejillas terminarían con dos enormes agujeros, no más seguiría
siendo una chica preciosa. No solo por su apariencia, si no por todo. Esa mujer
entre mis brazos, era única. La única a la que yo podía creer. Dice un viejo
dicho que los opuestos se atraen, pero ella era mi roto para mis más de un
descocido..
La tomé de la mano, yo no sabía como demostrar muchas cosas,
me sentía como un adolescente inexperto que descubrió que algo le hace bien y
no puede dejarlo. Mi casa, quedaba cerca de allí, por eso era que nos citábamos
siempre en ese parque. Ella lo notó, la sentí temblar, un poco. No era un
salvaje que iba a obligarla a nada, quería abrazarla y una gran taza de café
entre mis manos, o sus manos entre las mías y el café después. Mis pensamientos estaban dispersos como una
playlist de música en aleatorio.
Ella dudó unos
segundos, pero decidida me siguió, iba tras mío, aseguro desde ahora que me
encantaría llevármela de la misma manera, pero lejos de todo, de mis problemas
de sus inseguridades, a un páramo desconocido donde solo estemos nosotros. Pero
solo podía llevarla a un lugar que se le parezca mi habitación, ahí nadie nos
iba a molestar. Era mi lugar en el mundo, pero ese sentido de pertenencia y
propiedad privada, se acrecentaría con ella ahí conmigo.